Experimenta con la mentalidad del aprendiz
El perfeccionismo es una tendencia cada vez más común. Sin
embargo, es extremadamente dañina porque alimenta el miedo y la duda, llegando
incluso a paralizarnos. En el caso de los artistas, el perfeccionismo detiene
la producción y la creación. Les impide progresar.
No hay dudas de que Da Vinci también tenía un lado muy
perfeccionista. De hecho, no terminó algunos de los trabajos que comenzó y a
otros les dedicó años, si bien también podría deberse a que se aburría con
relativa facilidad una vez que había concebido la obra mentalmente.
Sin embargo, este genio no quería mejorar únicamente su
trabajo, sino que aspiraba a mejorar algo más. Asumió la pintura como un
experimento en progreso pues sabía que siempre podía dominar nuevas técnicas.
Se conoce que le tomó años terminar la Mona Lisa, e incluso es probable que no
lo considerara completo cuando le dio la última pincelada. En el cuadro realizó
ajustes y aplicó nuevos métodos.
Eso no significa que no debemos finalizar los proyectos
añadiéndoles cada vez más detalles, sino que debemos asumir la vida como un
experimento en continuo desarrollo. La realidad no es estática, y tampoco lo
deben ser nuestras decisiones y producciones.
Podemos mejorar con el tiempo, experimentando continuamente
e incluyendo nuevas perspectivas y formas de hacer las cosas. La mentalidad del
aprendiz es fundamental para alejarnos de la monotonía y abrazar lo nuevo.
Cuando nos anquilosamos y nos aferramos a una única forma de pensar o hacer las
cosas, morimos un poco cada día.
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