martes, abril 24, 2018

Secretos para impulsar la creatividad parte 2 de 3


Cuestiona lo mundano y lo obvio 


Tenemos más de 4.000 páginas de los famosos cuadernos de Da Vinci, pero se piensa que se trata tan solo una cuarta parte del volumen que escribió. Aun así, proporcionan una visión increíble del genio ya que contienen registros de su época en Florencia y Milán, revelan sus dudas e inseguridades y brindan un atisbo de cómo eran sus relaciones con amigos y colaboradores. 

Sin embargo, lo más interesante desde el punto de vista psicológico son las preguntas que se planteó en esas notas. No solo las que versan sobre temas trascendentes sino las que se refieren a cuestiones aparentemente nimias e intrascendentes. Esas preguntas muestran que a Da Vinci le fascinaba, literalmente, cualquier cosa. En sus propias palabras: 

“¿Por qué el trueno dura más tiempo que el que lo causa, y por qué inmediatamente en su creación el rayo se vuelve visible a la vista mientras que el trueno requiere tiempo para viajar? ¿Cómo se forman los diversos círculos de agua alrededor del lugar que ha sido golpeado por una piedra, y por qué un pájaro se sostiene en el aire? Estas preguntas y otros fenómenos extraños comprometen mi pensamiento a lo largo de mi vida”. 

La mayoría de nosotros no pierde tiempo planteándose preguntas de este tipo pues nos parecen irrelevantes. Sin embargo, nos olvidamos que incluso lo obvio o lo más pequeño puede contener un tesoro si lo exploramos en profundidad. Muy pocas cosas son interesantes cuando nos limitamos a su superficie, hay que excavar. 

Muchas de esas preguntas no aportaron nada inmediatamente a las obras de Da Vinci, pero se sumaron a la riqueza con que la cual el artista e inventor veía el mundo, y esa riqueza contribuyó a sus creaciones. 

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