En marzo de 1922 se estrenó una de las películas más
icónicas del género del horror y el expresionismo alemán. Sin embargo,
problemas legales con los herederos de Bram Stoker, autor de “Drácula”,
llevaron a que se ordenara la destrucción de todas sus copias. Aquí cómo la
cinta logró resurgir de su tumba para convertirse en un clásico del cine.
En marzo de 1922 el cine de horror estaba aún en ciernes. Un
audaz y talentoso director, F. W. Murnau, hizo lo posible por adaptar al cine
la obra cumbre de Bram Stoker, “Drácula”, pero la viuda del autor no estaba
interesada. Entonces, llevó adelante el sombrío proyecto de inventarse su
propio y espeluznante vampiro, convirtiéndolo en icono del expresionismo
alemán. Así nació “Nosferatu”, la primera vez que unos colmillos nos hicieron
temblar.
Nosferatu, joya del expresionismo alemán
Hace 100 años, Nosferatu definió el género de películas de vampiros, narrada con un detalle atmosférico inigualable que trascendió a la posteridad. Una de las imágenes más evocadoras es la silueta de Orlok subiendo la escalera, una sombra que se extiende a lo largo del género de terror luego de un siglo.
La cinta usó locaciones reales, pero las transformó con la
cámara. Las tomas del ángulo bajo del vampiro mientras acechaban a las víctimas
en un barco, lo hacían parecer abrumador. El genio de Murnau quedó evidenciado
en la adaptación de su personaje, lejos de la elegancia y refinamiento del
Drácula de Stoker.
Nosferatu debe situarse dentro de su contexto histórico para
ser entendida. La sombra de la peste, la xenofobia y la Gran Guerra se cierne
sobre él, al igual que su propia sombra furtiva, esa representación
expresionista del mal que recae en el género vampírico.
De ahí la trascendencia de la cinta de Murnau, que está
considerada por la crítica especializada como una de las más importantes
películas del expresionismo alemán, al lado de filmes como El gabinete del
doctor Caligari (1920), de Robert Wiene, y Metrópolis (1927), de Fritz Lang.
Curiosidades en la cinta
-Nosferatu se estrenó en Berlín el 4 de marzo de 1922, pero
no fue bien recibida en otros países como en Suecia, en donde tuvieron que
pasar 50 años para que la cinta pudiera ver la luz en 1972.
-La cinta está inspirada en Drácula, la novela gótica de
Bram Stoker. Su director, Friedrich Wilhelm Murnau, intentó comprar los derechos,
pero no lo logró, por lo que decidió filmar su propia versión titulada
Nosferatu: Una sinfonía del horror, que guarda un gran parecido con la historia
del escritor irlandés.
-La viuda de Bram Stoker demandó a los creadores y ordenó la
destrucción de todas las copias de la cinta. Sin embargo, algunas copias había
sido enviadas al extranjero y permanecieron en filmotecas privadas.
-Murnau y Albin Grau, quien produjo y se ocupó del arte de
la película, habían participado en la I Guerra Mundial. A su vuelta se
involucraron en la nueva corriente artística del expresionismo, que buscaba
representar sentimientos y emociones desvinculándose de la realidad objetiva.
-El hecho que se arraigó en la cultura popular de que la luz
del sol es letal para los vampiros está inspirado en esta película, que retrata
una muerte así por primera vez en la historia del cine.
-El principal antagonista de la obra, el Conde Orlok (Max
Schreck), no aparece hasta pasado el minuto 21 de la cinta. Nosferatu se ve
durante menos de nueve minutos en el largometraje.
-En 1995 fue seleccionada por el Vaticano en la categoría de
“Arte”, de su lista de 45 “Grandes películas” de la historia.