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lunes, marzo 13, 2023

Cómo dejar de ser impulsivo: técnicas y estrategias efectivas


 

Existen distintos grados de impulsividad. Si sueles reflexionar sobre las consecuencias de aquellas acciones que han estado marcadas por la impulsividad, y te arrepientes por haber actuado de este modo cuando una vez calmada la emoción te planteas otras formas de actuación, recuerda que la toma de conciencia sobre un límite determinado es un buen primer paso para poder influir en él de manera significativa.

 

4 características de las personas impulsivas según la psicología

¿Cuáles son los rasgos frecuentes que pueden darse en una persona impulsiva? A continuación te ofrecemos el significado de impulsivo según la psicología:

 

1. Sienten la urgencia de la inmediatez

Es cierto que el presente es el tiempo real en el que se encuentra una persona, sin embargo, aprender a esperar es uno de los aprendizajes necesarios a nivel humano. Una persona impulsiva no se centra tanto en reflexionar sobre la importancia de elegir un momento oportuno para un fin determinado, se ven determinadas por la gratificación inmediata. La urgencia de la inmediatez es la manifestación del mundo interior reforzado por la corriente de la impaciencia.

 2. Cambios de humor

Una de las consecuencias de la impulsividad es que la persona puede sufrir cambios bruscos de humor sin que el interlocutor de la conversación hubiese previsto ese giro de guión de manera anticipada. Esta irascibilidad irrumpe, en apariencia, de manera imprevisible. Episodios que pueden producirse, por ejemplo, ante la baja tolerancia a la frustración tras un suceso que rompe con las expectativas depositadas en un fin específico.

 3. Dificultades para cumplir con la gestión de la agenda

Una persona impulsiva es víctima de sus propios impulsos. Puntos de inflexión que pueden romper con el ritmo de la jornada en relación con las tareas previstas para ese momento, sencillamente, porque el tiempo no solo puede medirse en términos de reloj, sino también, en términos emocionales. Una persona impulsiva siente que su ritmo interno se ve alterado con relativa frecuencia a partir de la propia desorganización.

 4. No medir las consecuencias de los actos o de las palabras

La fuerza de la impulsividad irrumpe en el ánimo del protagonista que actúa de un modo determinado, sin haberse parado a pensar con la calma deseada en ese asunto específico. De este modo, no ha anticipado posibles riesgos de esa acción. La impulsividad, además, se manifiesta en el hecho de que el protagonista no vive este episodio en ocasiones puntuales sino de forma periódica.

 

Técnicas y estrategias efectivas para dejar de ser tan impulsivo

¿Qué puedes hacer, a partir de ahora, para prevenir la impulsividad? ¿Cómo puedes dejar de ser tan impulsivo? Toma nota de las siguientes técnicas:

 1. Cuenta hasta cinco

Esta idea comienza a ser efectiva cuando se aplica en la práctica, es decir, cuando realmente la ejercitas en la experiencia. Intenta darte un tiempo determinado, aunque sea breve, para romper con esa secuencia repetida que la impulsividad produce en tu vida dando un giro a la situación al recordar que tú tienes el control. Para incrementar tu empoderamiento personal, identifica una situación repetida de tu vida en la que la impulsividad es habitual. Al contextualizar esta información, puedes empezar a trabajar en tu propio crecimiento interior poniendo el punto de atención en un punto específico.

 2. Sal a dar un paseo

Tal vez no siempre que experimentes una situación de este tipo tengas las condiciones ideales de tiempo para salir a la calle a caminar, sin embargo, es probable que sí puedas tomarte unos minutos para cambiar de estancia, abrir la ventana y dejar que entre aire nuevo. A veces, cambiar de lugar, puede ayudarte a influir positivamente en la emoción de la que partes.

 3. Crea un mantra

Intenta que este mantra conecte con la idea de que las acciones tienen consecuencias de las que tú eres responsable cuando actúas de este modo. A partir del efecto de la repetición de una frase que puedes asimilar poco a poco, es recomendable que cuando la emoción de la impulsividad te lleve al corto plazo, tú intentes llevar tu mirada al futuro inmediato para darte cuenta de que esta manera de actuar va a producir un efecto que tal vez no desees.

 4. Busca actividades a largo plazo

Por ejemplo, si te apuntas a un curso trimestral, asume el compromiso de asistir a todas las clases y cumple este propósito ya que en cada acto de superación estás educando tu propia constancia como terapia frente a la impulsividad. Piensa en un premio que te darás a ti mismo cuando hayas logrado esta meta, pero ese premio solo tiene valor si realmente esperas hasta el momento oportuno. Si te anticipas en este placer emocional, entonces, estás alimentando tu propia impulsividad. Para motivarte, comienza con retos sencillos.

 5. Ayuda psicológica

En algunos casos, puede ser necesario solicitar la ayuda de un experto puesto que, además de la impulsividad, también conviene considerar las particularidades de cada caso.

 

Tratamiento para personas impulsivas

La toma de conciencia sobre un asunto determinado es el paso más significativo para poder cambiarlo, por ello, si quieres saber cómo dejar de ser tan impulsivo, te ofrecemos estas reflexiones finales:

 La impulsividad afecta a tus relaciones personales porque, a veces, los demás no entienden tu comportamiento ante determinadas situaciones. Y esta confusión afecta a la calidad del vínculo.

La impulsividad afecta a la relación que tienes contigo mismo y te produce una tensión que te roba una energía que podrías destinar a un fin más constructivo en tu vida.

Cuando justificas tu impulsividad, no asumes tu responsabilidad sobre tu propia vida. Mientras actúas de este modo, se repite el mismo esquema.

Existen pensamientos alternativos; solo tienes que buscarlos. Aunque cuando vives una situación de impulsividad, la interpretación lineal de la realidad parece el único discurso posible, en realidad, existen alternativas. Solo tienes que buscarlas y tenerlas en cuenta.

La gestión emocional es un aprendizaje posible que puede darte herramientas para gestionar situaciones que ahora te desbordan. Por tanto, la formación en inteligencia emocional también es una inversión positiva.

domingo, abril 26, 2020

¿POR QUÉ LOS DOCTORES USABAN ESTAS MÁSCARAS PUNTIAGUDAS DURANTE LA PESTE?

En el siglo VII las personas pensaban que las máscaras puntiagudas purificaba el aire. Estaban equivocados.

La peste negra fue alguna vez la enfermedad más temida en el mundo, capaz de exterminar cientos de millones de personas en una pandemia aparentemente imparable que producía ganglios inflamados y adoloridos, piel ennegrecida y otros síntomas repugnantes.

En la Europa del siglo XVII, los médicos que atendían a las víctimas de peste vestían con un traje que desde entonces tiene matices siniestros. Se cubrían de pies a cabeza y llevaban una máscara con un largo pico como de pájaro. La razón tras estas máscaras puntiagudas era una idea equivocada sobre la naturaleza misma de la enfermedad.

Durante esos periodos de brotes de peste bubónica –pandemia recurrente en Europa por siglos– los pueblos afectados por la enfermedad contrataban médicos de la peste negra, quienes practicaban su “medicina” a ricos y pobres por igual. Estos médicos prescribían brebajes y antídotos que se creían protectores contra la peste, escuchaban últimas voluntades y hacían autopsias, algunos aun mientras vestían las máscaras.

El traje se atribuye con frecuencia a Charles de Lorme, médico que atendía las necesidades médicas de las realezas europeas del siglo XVII, incluidos el rey Luis XIII y Gastón de Orleans, hijo de María de Medici. De Lorme esbozó un vestuario que incluía un abrigo cubierto de cera perfumada, pantalones de montar dentro de las botas, camisa fajada, y sombrero y guantes de piel de cabra.

Los médicos de la peste negra también llevaban un bastón para esquivar (o mantener a raya) a las víctimas.

En la cabeza el equipo era particularmente extraño: los médicos de la peste negra usaban una suerte de goggles, prosigue De Lorme y una máscara con nariz “de medio pie de largo con forma de pico, llena de perfume con solo dos hoyos, uno a cada lado cerca del las fosas nasales, pero es suficiente para respirar y transportar, con el aire que uno respira, el aroma de las [hierbas] retacadas a lo largo del pico”.

Aunque los médicos de la peste negra vistieron estos atuendos por toda Europa, la figura fue tan icónica en Italia que “médicos de la peste negra” se convirtieron en marcas de la Comedia del arte y los carnavales y aún hoy es un disfraz popular.

Pero el intimidante conjunto no era solo un cadavérico capricho de la moda. Tenía la intención de proteger al médico del miasma.

En épocas anteriores a la teoría microbiana de la enfermedad, los médicos creían que la peste se diseminaba por medio de aire envenenado que podía crear un desequilibrio en los humores o fluidos corporales de las personas. Se creía que los perfumes acres y dulces eran capaces de fumigar las zonas azotadas por la peste y proteger a quienes los respiraban. Los ramilletes, el incienso y otros perfumes eran comunes en esa época. Los médicos de la peste llenaban sus máscaras con triaca, un compuesto con más de 55 yerbas y otros componentes como polvo de carne de víbora, canela, mirra y miel.

De Lorme pensaba que la forma en pico de la máscara le daría al aire tiempo suficiente para embeberse de las yerbas protectoras antes de alcanzar las fosas nasales y pulmones de los médicos de la peste.

De hecho la peste es causada por la Yersinia pestis bacteria que puede transmitirse de animales a humanos y a través de la picadura de las pulgas, el contacto con fluidos o tejidos contaminados e inhalación de gotículas de los estornudos o tos de personas con peste neumónica.

Finalmente la vestimenta de los médicos de la peste –y sus métodos– no marcaron mucha diferencia.“Desafortunadamente –escribe el historiador Frank M. Snowden– las estrategiasterapéuticas de los médicos dela peste de la modernidad temprana hicieron poco por prolongar la vida, aliviar el sufrimiento o encontrar una cura.

Los médicos de la peste podrían haber sido reconocibles de inmediato, pero hasta el advenimiento de la teoría microbiana de mi la enfermedad y los antibióticos modernos, su vestimenta no proveía protección real contra la enfermedad.