Existen distintos grados de
impulsividad. Si sueles reflexionar sobre las consecuencias de aquellas
acciones que han estado marcadas por la impulsividad, y te arrepientes por
haber actuado de este modo cuando una vez calmada la emoción te planteas otras formas
de actuación, recuerda que la toma de conciencia sobre un límite determinado es
un buen primer paso para poder influir en él de manera significativa.
4 características de las personas
impulsivas según la psicología
¿Cuáles son los rasgos frecuentes que
pueden darse en una persona impulsiva? A continuación te ofrecemos el
significado de impulsivo según la psicología:
1. Sienten la urgencia de la
inmediatez
Es cierto que el presente es el tiempo
real en el que se encuentra una persona, sin embargo, aprender a esperar es uno
de los aprendizajes necesarios a nivel humano. Una persona impulsiva no se
centra tanto en reflexionar sobre la importancia de elegir un momento oportuno
para un fin determinado, se ven determinadas por la gratificación inmediata. La
urgencia de la inmediatez es la manifestación del mundo interior reforzado por
la corriente de la impaciencia.
Una de las consecuencias de la
impulsividad es que la persona puede sufrir cambios bruscos de humor sin que el
interlocutor de la conversación hubiese previsto ese giro de guión de manera
anticipada. Esta irascibilidad irrumpe, en apariencia, de manera imprevisible.
Episodios que pueden producirse, por ejemplo, ante la baja tolerancia a la frustración
tras un suceso que rompe con las expectativas depositadas en un fin específico.
Una persona impulsiva es víctima de
sus propios impulsos. Puntos de inflexión que pueden romper con el ritmo de la
jornada en relación con las tareas previstas para ese momento, sencillamente,
porque el tiempo no solo puede medirse en términos de reloj, sino también, en
términos emocionales. Una persona impulsiva siente que su ritmo interno se ve
alterado con relativa frecuencia a partir de la propia desorganización.
La fuerza de la impulsividad irrumpe
en el ánimo del protagonista que actúa de un modo determinado, sin haberse
parado a pensar con la calma deseada en ese asunto específico. De este modo, no
ha anticipado posibles riesgos de esa acción. La impulsividad, además, se
manifiesta en el hecho de que el protagonista no vive este episodio en
ocasiones puntuales sino de forma periódica.
Técnicas y estrategias efectivas para
dejar de ser tan impulsivo
¿Qué puedes hacer, a partir de ahora,
para prevenir la impulsividad? ¿Cómo puedes dejar de ser tan impulsivo? Toma
nota de las siguientes técnicas:
Esta idea comienza a ser efectiva
cuando se aplica en la práctica, es decir, cuando realmente la ejercitas en la
experiencia. Intenta darte un tiempo determinado, aunque sea breve, para romper
con esa secuencia repetida que la impulsividad produce en tu vida dando un giro
a la situación al recordar que tú tienes el control. Para incrementar tu
empoderamiento personal, identifica una situación repetida de tu vida en la que
la impulsividad es habitual. Al contextualizar esta información, puedes empezar
a trabajar en tu propio crecimiento interior poniendo el punto de atención en
un punto específico.
Tal vez no siempre que experimentes
una situación de este tipo tengas las condiciones ideales de tiempo para salir
a la calle a caminar, sin embargo, es probable que sí puedas tomarte unos
minutos para cambiar de estancia, abrir la ventana y dejar que entre aire
nuevo. A veces, cambiar de lugar, puede ayudarte a influir positivamente en la
emoción de la que partes.
Intenta que este mantra conecte con la
idea de que las acciones tienen consecuencias de las que tú eres responsable
cuando actúas de este modo. A partir del efecto de la repetición de una frase
que puedes asimilar poco a poco, es recomendable que cuando la emoción de la
impulsividad te lleve al corto plazo, tú intentes llevar tu mirada al futuro
inmediato para darte cuenta de que esta manera de actuar va a producir un
efecto que tal vez no desees.
Por ejemplo, si te apuntas a un curso
trimestral, asume el compromiso de asistir a todas las clases y cumple este
propósito ya que en cada acto de superación estás educando tu propia constancia
como terapia frente a la impulsividad. Piensa en un premio que te darás a ti
mismo cuando hayas logrado esta meta, pero ese premio solo tiene valor si
realmente esperas hasta el momento oportuno. Si te anticipas en este placer
emocional, entonces, estás alimentando tu propia impulsividad. Para motivarte,
comienza con retos sencillos.
En algunos casos, puede ser necesario
solicitar la ayuda de un experto puesto que, además de la impulsividad, también
conviene considerar las particularidades de cada caso.
Tratamiento para personas impulsivas
La toma de conciencia sobre un asunto
determinado es el paso más significativo para poder cambiarlo, por ello, si
quieres saber cómo dejar de ser tan impulsivo, te ofrecemos estas reflexiones
finales:
La impulsividad afecta a la relación
que tienes contigo mismo y te produce una tensión que te roba una energía que
podrías destinar a un fin más constructivo en tu vida.
Cuando justificas tu impulsividad, no
asumes tu responsabilidad sobre tu propia vida. Mientras actúas de este modo,
se repite el mismo esquema.
Existen pensamientos alternativos;
solo tienes que buscarlos. Aunque cuando vives una situación de impulsividad,
la interpretación lineal de la realidad parece el único discurso posible, en
realidad, existen alternativas. Solo tienes que buscarlas y tenerlas en cuenta.
La gestión emocional es un aprendizaje
posible que puede darte herramientas para gestionar situaciones que ahora te
desbordan. Por tanto, la formación en inteligencia emocional también es una
inversión positiva.