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viernes, marzo 17, 2023

Lo que no te enseñan en la escuela.. ( sobre diseño )


En el proceso del desarrollo profesional de cualquier profesional de la de la imagen hay procesos en los que la formación académica es fundamental, pero la escuela no te ayudará a resolver cada uno de los problemas con lo que vas enfrentarte en tu carrera.
A continuación te dejo diez tips del diseño y la creatividad visual que seguramente no aprenderás en el instituto.
1. Cómo usar photoshop y otros programas de diseño
Dominar los diferentes programas para diseñar en formato digital realmente se logra con el tiempo, la experiencia y con la disponibilidad de aprender. Analizar este tipo de programas en la universidad es muy básico, no todo el tiempo se tiene acceso a una computadora, además de que el tiempo de clases es muy corto. Actualmente si un diseñador no sabe utilizar Photoshop, InDesign o Illustrator es dejado fuera de la contienda para conseguir un trabajo.

2. El proceso verdadero de un trabajo de diseño
La experiencia laboral supera por mucho a los conocimientos teóricos que se adquieren en la escuela. Debes investigar las condiciones actuales de la industria, aprender sobre los diferentes métodos de impresión, contactar proveedores, visitar imprentas, organizar sesiones de foto y así sucesivamente irse superando, adquirir experiencia y conocimientos del mundo real. También es importante aprender sobre los procesos de negociación.

3. Saber vender tu trabajo
¿Alguien sabe cuanto cuesta un logotipo o cómo venderlo sin rascarse la cabeza? ¿cuál es el precio real de un trabajo de diseño? La mayoría de los diseñadores se enfrentan a ese problema al salir de la escuela. Muchas veces los contratistas o jefes quieren aprovecharse y hacer menos el trabajo de diseño. Un diseño es igual de importante que cualquier otro tipo de trabajo. El secreto está en saberse vender, adquirir experiencia y armar un buen portafolio de trabajo.

4. Mantenerse creativo
Todo profesionista dedicado a las áreas creativas debe estar preparado para la posibilidad de perder o bajar de nivel en cuanto a creatividad durante la vida adulta. Explora interminablemente todas las facetas de la creatividad que se puedan, desde ver más películas, armar rompecabezas, viajar, pintar, escribir, entre otras cosas, nunca se debe dejar de aprender y vivir nuevas experiencias. El factor sorpresa siempre debe estar presente en la vida de un diseñador.

5. Encontrar tu nicho de mercado
Darte a conocer como diseñador a través de tu trabajo es importante y algo que probablemente nunca te dicen en la escuela, encontrar tu estilo, tu voz y mostrar tu pasión por lo que haces, hará que la gente quiera trabajar junto a ti. En la universidad te ensañan marketing o comunicación, pero todo se centra en combinar los elementos necesarios y esperar a que las cosas den su resultado. No desesperar.

6. Hacer diseño llamativos
Inevitablemente un cliente siempre querrá cambios en un diseño y también es inevitable pensar que serán cambios para empeorar. En la vida real no diseña para uno mismo, sino para lo que el cliente pida, el estilo o sello pueden estar presente, pero al final, la decisión no es del diseñador. Si se tiene suerte, se trabajará con un cliente que estará en la misma sintonía y acepte de inmediato el trabajo.

7. Cómo dar un paso atrás
Puede sonar trillado pero es real. En el mundo laboral todo cuenta, sobre todo los detalles más pequeños, nadie tiene piedad de nadie. No todo es positivo y color de rosa, los clientes pueden tener una visión limitada sobre las cosas y nunca se debe jugar a lo seguro para mantenerlos felices. Los buenos trabajos no suceden por accidente, el hambre de crear un buen trabajo hace que se tenga éxito.

8. Aprender de los errores
Un poco de humildad no le cae nada mal a nadie, sobre todo por el largo camino que se tiene por recorrer durante la etapa de desarrollo profesional. La humildad no se enseña, sino se trabaja y se adquiere con el tiempo. Un buen espacio de trabajo necesita de personas que sean fáciles de trabajar, colaborar y compartir ideas, pero sobre todo de aceptar consejos y críticas. El ego de un diseñador debe saber ser controlado.

9. Evitar la autoindulgencia
Trabajar en diseño en el mundo real no es tan autoindulgente como en la universidad. En la escuela nunca se trabaja para un cliente real, pero si para uno mismo. Es importante que las universidades experimenten lo que es trabajar con clientes reales, cómo gestionar un proyecto y cómo gestionar el tiempo, ya que al entrar al mundo real se descubren cosas inesperadas con las que posiblemente no se esté preparado.

10. Elegir una especialidad
Pensar el tipo de trabajo que se quiere encontrar al salir de la universidad es un gran paso. Actualmente existen una gran variedad de especialidades en diseño. Se tiene que pensar y visualizar a futuro en lo que se quiere hacer para toda la vida, lo que se quiere aprender, para luego crear una verdadera carrera y una cartera de trabajo.

miércoles, marzo 15, 2023

Destrezas esenciales para la vida

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La escuela se convierte simplemente en un instrumento para limitar nuestra mente. En vez de potenciar el pensamiento autónomo y la búsqueda del conocimiento, se convierte en una serie de recetas compuestas por antiguas leyes y teoremas que debemos aprender de memoria. De esta forma, corremos el riesgo de perder algunas de nuestras capacidades más valiosas, como la creatividad y la imaginación.

Mientras aprendemos teoremas y decimales, mientras desarrollamos el pensamiento lógico, algunas de nuestras capacidades más importantes se descuidan. Es como si contratásemos a un jardinero y este solo se dedica a podar las plantas, olvidando que también deben ser regadas, alimentadas y protegidas. Siguiendo esta estrategia, es muy poco probable que el jardín crezca y prospere, al máximo, podrá sobrevivir.

1 Valorar el tiempo. El tiempo es la posesión más valiosa que tenemos pero, curiosamente, también es algo de lo que nos desprendemos con asombrosa facilidad. Por supuesto, es fácil olvidar el valor que tiene cuando acudimos todos los días a una escuela en la que aprendemos contenidos que no nos interesan y que no tienen aplicaciones prácticas. Sin embargo, cuando comenzamos a pensar en términos de tiempo, nuestra vida puede dar un vuelco radical ya que somos capaces de darle a cada cosa su justa medida. Saber organizar el tiempo y planificar el día a día es una de las habilidades más importantes que podemos desarrollar a lo largo de nuestra vida, pero todo empieza siendo conscientes de la enorme importancia y el valor del tiempo.

2. Descubrirse. A lo largo de los años, vamos interpretando diferentes papeles sociales, nos convertimos en amigos, padres, profesionales, vecinos… De esta forma, es fácil perder nuestra identidad, olvidar cuáles eran nuestros sueños y aspiraciones. De hecho, no es inusual que uno de los roles sociales que interpretamos día tras día, termine creciendo tanto que se apropie de nuestro “yo”, debilitándolo y acallándolo. Sin embargo, para vivir de forma plena, es necesario estar en sintonía con ese “yo” más íntimo, que continúa acariciando pasiones y asombrándose ante la vida. Si perdemos ese “yo”, si dejamos que los roles sociales lo atrofien y dicten lo que debemos hacer, simplemente estaremos cavando nuestra propia tumba.

3. Sentir gratitud. La gratitud es un secreto bien guardado, es uno de los caminos que nos conduce directamente a la felicidad, aunque la mayoría de las personas la subestima. Cuando somos capaces de experimentar gratitud y la expresamos, somos mucho más felices. No se trata simplemente de dar las gracias cuando alguien nos hace un favor, que es lo que nos enseñan en la escuela, sino de buscar activamente motivos para sentirnos agradecidos. Se trata de aprender a centrarse en lo que tenemos, más que lamentarnos por lo que no tenemos, de aprender a valorar las pequeñas cosas y sentirnos agradecidos por ellas.
4. Buscar el equilibrio. La escuela nos enseña a esforzarnos, a trabajar duro para obtener mejores calificaciones. Sin embargo, no nos enseña cómo balancear el resto de las esferas de nuestra vida, para sentirnos más satisfechos. Por eso, no es extraño que haya personas completamente dedicadas al trabajo, que no tienen tiempo libre y que descuidan a sus familias. Cuando no tenemos el sentido del equilibrio, no sabemos priorizar y corremos el riesgo de descuidar precisamente las áreas que más satisfacción nos pueden brindar. Sin embargo, vivir de forma equilibrada es una habilidad esencial para lograr la felicidad, para desarrollar al máximo todo nuestro potencial. De lo contrario, nos convertimos en una versión triste y limitada de lo que podríamos haber sido.

5. Lidiar con la adversidad. Antes o después, la adversidad llamará a nuestra puerta. Cuando eso ocurra, es mejor estar preparados. Sin embargo, nadie nos ha enseñado a enfrentar los problemas poniendo buena cara ni nos ha dicho que cada crisis también encierra una oportunidad. La resiliencia es una capacidad esencial para no derrumbarse y salir fortalecidos de los problemas, pero es algo que aprendemos al azar, después de recibir los golpes de la vida. Sin embargo, se ha apreciado que las personas que perciben desde el primer momento los problemas como oportunidades para crecer, enfrentan mejor los obstáculos. De hecho, un estudio realizado en el King’s College Hospital de Londres desveló que, ante las mismas condiciones clínicas, las personas que enfrentan el cáncer con una actitud fatalista y de impotencia tienen peor pronóstico que quienes muestran un espíritu combativo y se comportan de forma resiliente.

6. Manejar las emociones. La sociedad, en su conjunto, no nos enseña a manejar las emociones, sino más bien a ocultarlas o reprimirlas. Al catalogar las emociones como positivas o negativas, deseadas o indeseadas, asumimos que algo anda mal en nosotros cuando nos enfadamos e irritamos, o cuando nos sentimos tristes. La demonización de algunas emociones y la exaltación de la Psicología Positiva han hecho que muchas personas se sientan inadecuadas. Sin embargo, las emociones forman parte de nosotros y no son positivas ni negativas, simplemente son indicadores y, como tal, debemos asumirlas. Lo importante no es la reacción emocional, que en muchos casos es automática, sino cómo manejamos posteriormente esa ira o esa tristeza. Reconocer nuestras emociones y saber canalizarlas es una habilidad esencial que muy pocas personas logran desarrollar pero que determinará toda nuestra vida.

7. Comprender el error. La escuela penaliza duramente los errores, transmitiendo la idea de que equivocarse no está bien. Las calificaciones no tienen en cuenta el esfuerzo ni a la persona, tan solo los aciertos y los errores cometidos. Después de varios años, no es extraño que terminemos sintiendo una verdadera aversión por los errores. De hecho, algunas personas incluso son incapaces de avanzar porque el miedo a equivocarse ha aplastado su motivación. Sin embargo, en la vida real, la mayoría de los aprendizajes llegan a través del ensayo-error, debemos equivocarnos para aprender. Por tanto, los errores simplemente nos indican que estamos un paso más cerca de lograr nuestra meta, porque hemos descartado un camino. Los errores son aprendizajes que nos permiten crecer, no pesadas piedras que debemos arrastrar para que generen sentido de culpa.

jueves, enero 19, 2017

Nuevos paradigmas


El mundo camina hacia un nuevo paradigma que implica no sólo a la sociedad, sino que afecta también a las empresas.


jueves, enero 12, 2017