Observa
como un polímata
Si miramos a través del lente de la historia y
analizamos la vida de muchos grandes inventores y creadores, encontraremos un
hilo común que se repite con bastante frecuencia: muchas de las contribuciones
más importantes provienen de personas que se encontraban en la intersección
entre la ciencia y el arte.
Eso significa que, en el fondo, no basta una
especialización profunda sino que es necesario poner en marcha la creatividad
humana para hacer coincidir diferentes campos y perspectivas aparentemente
inconexas. Da Vinci es uno de los mayores ejemplos de ese tipo de intersección,
fue un polímata.
Lo más interesante de esta mentalidad es que Da
Vinci y muchos otros grandes genios nunca consideraron que existía una distinción,
una gran separación entre los campos. Simplemente observó, notó y contextualizó
las cosas como mejor le parecía.
En el mismo momento en que nos acercamos al
conocimiento con ideas preconcebidas y establecemos distinciones y límites
férreos entre los diferentes campos, nos estamos cerrando un camino a la
creatividad. El mundo que observamos y en el que vivimos es uno solo, las
ciencias son una división humana para facilitar su estudio y comprensión, pero
la genialidad nace cuando se asume una mentalidad multidisciplinar y
global.
Eso significa que, si queremos ver el mundo como es
y descubrir sus maravillas, deberíamos ampliar nuestra perspectiva y liberarnos
de ese sesgo. Cuanto más sepamos de diferentes campos, mejor comprenderemos el
mundo y mejor equipada estará nuestra mente para crear algo maravilloso.
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