viernes, mayo 09, 2014

Lo que el arte da de sí ( A la estrategia Publicitaria )

Johannes Vermeer fue un pintor de la escuela holandesa del siglo XVII conocido en la actualidad, sobre todo, por reflejar en sus lienzos las escenas domésticas de la Holanda de su época. Sin embargo, tal y como sucede con numerosos artistas, sus cuadros no solo se limitan a estar expuestos en museos para ser admirados por aquellos que lo visitan, sino que muchas veces estas imágenes salen de sus marcos para ser utilizadas con fines distintos al de mero goce contemplativo.




   Diremos, antes de empezar, que hoy en día mucha gente conoce el argumento de una película sin haberla visto nunca o es capaz de charlar sobre un libro determinado sin haberlo leído jamás, pero pueden hacerlo gracias a «textos paralelos» que le proporcionan información sobre los mismos. Estos se denominan paratextos. Por ejemplo, un niño de seis o siete años sabe quién es don Quijote porque se ha leído la versión adaptada o puede hablar de los personajes de Star Wars porque ha visto alguna escena en algún programa, ha visto fotografías de los mismos o ha leído un artículo sobre la saga. Lo mismo ocurre con muchas obras de arte. En este caso hablaremos de La lechera, quizás el cuadro más famoso de Vermeer, y no precisamente por estar colgado en el Rijksmuseum. La mujer que aparece en él es la imagen de toda una marca de Nestlé que contiene productos como leche condensada o yogures. La imagen de la lechera que aparece en los botes de la primera no es exactamente la del cuadro, pero sí que nos remite claramente a ella. En el caso de los yogures, la mujer es la misma a la del cuadro. Además, resulta que cuadro y marca se llaman de la misma forma.



   ¿Cuál es la estrategia publicitaria que se esconde detrás de todo esto? Vermeer, al pintar La lechera, transmitió a la perfección el ambiente propio de una casa típica de su ciudad y de su época. Como ya hemos dicho, se trata de un pintor de escenas íntimas y domésticas. Para reflejar este ambiente casero y rústico en el yogur, además de dar la impresión de estar fabricado por nada más y nada menos que una lechera holandesa del siglo XVII, el producto no se presenta en un envase de plástico, lo que sería un símbolo de avance y modernidad, sino que lo encontramos en la nevera del supermercado en un envase de vidrio, lo que acentúa todavía más esa idea de yogur artesano y tradicional. Basta con observar cada detalle que aparece en el anuncio de dichos yogures para comprobar hasta qué punto el cuadro de Vermeer ha influenciado su presentación el mercado.

 No obstante, esto no se trata de un hecho aislado, sino que muchas obras de arte son utilizadas en producciones artísticas posteriores. La joven de la perla, del propio Vermeer, es el argumento principal tanto de un libro como de una película. Asimismo, la imagen que aparece en la carátula trasera del disco Wish you were here, de Pink Floyd, está inspirada en la obra del surrealista belga Magritte.


   En último lugar, más allá de estrategias de marketing, la obra de Vermeer también fue interpretada por nada menos que Salvador Dalí. El pintor barcelonés pidió que cerrasen el mismísimo Museo del Louvre para copiar La hilandera, y, tras examinar detenidamente el cuadro, se decidió por pintar en el lienzo el cuerno de un rinoceronte. Ahí empezaría toda la teoría daliniana acerca de la conexión entre La hilandera y los cuernos de rinocerontes y su obsesión por estos últimos, un elemento que se convirtió entonces en motivo recurrente en sus cuadros. ¡Toda una anécdota surrealista!

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