Un auténtico jefe vikingo, escuadrones, lanzas, escudos,
galeras, una gigantesca bola de fuego… Así terminan las fiestas navideñas en
Lerwick, Escocia, ¡un festival de fuego vikingo en toda regla!
Desde 1880, cada último martes de enero se celebra en
Lerwick una auténtica invasión vikinga para conmemorar la llegada de los
vikingos hace 1.000 años. Este festival vikingo, el Up Helly-Aa que cierra las
fiestas navideñas, se celebra en diez localidades diferentes de las Islas
Shetland pero el más divertido y multitudinario es el de Lerwick, su capital.
Todo comienza en febrero del año anterior, cuando el jefe de
los vikingos elegido, el Guizer Jarl, comienza con su escuadrón a preparar la
próxima fiesta. Cada año, tienen que construir todo lo necesario: el barco
vikingo, las antorchas, escudos, hachas, lanzas, cascos… ¡¡Todo se fabrica de
nuevo!! Lo único que se conserva año tras año es el juego de la armadura del
Guizer Jarl; ni siquiera su túnica y su manto se conservan, se diseñan cada año
con las de su escuadrón.
Por supuesto, en esta fiesta no podían faltar ¡escuadrones
formados por niños! Y es que también se elige al joven Guizer Jarl con su
propio escuadrón, su procesión junior… ¡Con ellos, el futuro vikingo está
garantizado!
Once meses después de los preparativos ¡¡llega el gran día!!
Este año se celebrará el 28 de enero y una vez hecha la foto oficial del
escuadrón jefe, visitará junto con los 45 escuadrones más, las escuelas,
hospitales y residencias para disfrute de los 5.000 espectadores.
A media tarde, los casi 1.000 vikingos que forman la
procesión desfilarán por las calles del pueblo portando antorchas, cantando y
empujando el drakar, una réplica de una galera vikinga que se construye cada
año y que sirve de barco para el escuadrón jefe.
El momento cumbre llega cuando los hombres rodean el barco,
creando un impresionante círculo de fuego, y el líder del grupo da un pequeño
discurso desde dentro del drakar, junto a la cabeza de dragón que la decora.
Al terminar, sale del barco y ante una señal de fuegos
artificiales, todos los vikingos arrojan sus antorchas hacia el barco y
comienzan a entonar la canción Up Helly-Aa. En poco tiempo, el barco se
convierte en una auténtica bola de fuego que pone fin al ritual. Es idéntico a
los funerales vikingos, que depositaban el cadáver en un barco y lo lanzaban al
mar. Después de este espectacular ritual, todos los vikingos terminan la noche
de fiesta y con esta ardiente tradición ponen fin a sus fiestas navideñas.
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