Las
barras de carboncillo son uno de los primeros materiales de dibujo con los que
se empieza a trabajar cuando una persona quiere aprender muy bien a dibujar y
para ello, debe practicar mucho. Se trata de finas ramitas tostadas hasta el
punto ideal. Estas barritas son lo bastante blandas para deshacerse sin
esfuerzo conforme la vamos rozando contra los papeles pero lo suficientemente
duras para cogerlas, manejarlas y permitir que nuestra mano empiece a tomar
experiencia y agilidad.
La
técnica del carboncillo se acompaña de los siguientes materiales:
Los
carboncillos, de diferentes medidas o grosores. Los gruesos son para manchar
amplias zonas y los más pequeños para dibujar detalles.
Para
difuminar se utilizan los difuminos (también de varios grosores), esponjas, un
trapo de algodón y algodones (un bastoncillo de los oídos también puede
servir).
Para
remarcar el dibujo se utiliza lápiz conté (negro y graso), para oscurecer. Y
para crear luces (sobre todo si se utilizan papeles oscuros) se pueden sacar
luces con los elementos de rectificación como las gomas moldeables o se puede
usar tiza o pastel blanco que se aplica encima del dibujo.
Para
rectificar o eliminar exceso de carbón lo primero que se puede hacer es
soltarlo con un pincel seco y soplando con cuidado. Después se usan primero los
algodones y difuminos y por último, cuando no hay forma de extraer el carbón de
otro modo, las gomas modelables para carboncillos. Estas gomas se pueden
modelar, es decir, darle una forma para así rozar la zona con el tamaño ideal.
La tiza o pastel blanco también se puede usar para rectificar.
Papel
blanco o de colores. Para practicar existen muchos papeles económicos (papel de
estraza), que en las escuelas de bellas artes se utilizan a tamaño completo de
60 cm por 90 cm, aunque se pueden cortar en el tamaño deseado. Nunca con
papeles con plástico, en los que es imposible dibujar. Para trabajos más
elaborados y de calidad deben emplearse papeles con más capacidad absorbente
del carbón. Los papeles de dibujo al carboncillo más utilizados son los Faber
Caster o los Ingres, que son papeles que tienen un gramaje fino, medio o grueso
pero de gran calidad.
Consejos para trabajar bien con el carboncillo.
Primero
se traza el dibujo con un carbón mediano. Cuando hay algún error de dibujo,
basta con darle unos golpes con un trapo y el carbón salta del papel. Así se
redibuja encima, pero no deben marcarse fuertes los trazos hasta que no esté el
dibujo correcto.
Las zonas
con manchas grandes de carbón (como los fondos negros) de realizan poniendo el
carboncillo de lado, sobre todo trozos de carbón con un tamaño de 6 ´o 7
centímetros, para manchar más rápidamente la zona.
Se puede
utilizar también el color negro en polvo (como si fuera el propio carboncillo
rayado en polvo) cuando hay zonas grandes de color oscuro y expandirlo con
esponja o con un difumino grueso.
Se puede
trabajar en una mesa y en horizontal siempre que sea necesario, por ejemplo al
expandir o manchar grandes zonas de negro, así se evita que el carbón manche el
resto del dibujo.
Para
crear sombras muchas veces se utiliza el propio difumino, que cuando está
manchado es él mismo el que mancha y sirve como un lápiz blando. Para ello,
incluso se va manchando el difumino sobre la zona con carbón y trazando después
los dibujos o sombras suaves. A lo que se puede añadir más carbón y difuminar.
El dibujo
se va fijando por fases, para que no se desprenda el carbón ya aplicado y poder
oscurecer más algunas zonas del papel. Si no se tiene fijativo, las lacas del
cabello sirven igual de bien.
Se debe
tener mucho cuidado de no engrasar el papel, no con los dedos ni con las gomas
comunes, pues genera marcas imposibles de eliminar, que incluso no permiten ser
tapadas con manchas de negro.
A veces
los carboncillos tienen nudos que son más duros y rayan el papel. Se debe
vigilar que el carboncillo no lo tenga y lijarlos cuando sean detectados esos
nudos.
Se debe
tener mucho cuidado también con nuestras propias manos una vez manchadas, sobre
todo con los brazos si trabajamos sobre una mesa horizontal, y con la parte de
la palma con la que solemos apoyarnos sobre el papel.
La última
fase del trabajo debe ser siempre fijar el carboncillo con el fijador, pues
esto lo protegerá. Suavemente con la yema del dedo rozaremos las zonas del
dibujo para comprobar que ya no desprende carbón. Con eso está bien fijado. Si
no es así, se vuelve a pulverizar más fijador. Una vez bien fijado no se debe
añadir más carbón ni rectificar. Y por último debe enmarcarse con cristal.
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